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En el mundo corporativo, cada decisión estratégica conlleva riesgos. Comprar una empresa, fusionarse o vincularse con un nuevo socio no puede depender únicamente de la confianza entre las partes. Para minimizar incertidumbres y proteger el valor de la inversión, existe una herramienta clave: el due diligence.
¿Qué es el due diligence?
El término, que puede traducirse como “debida diligencia”, hace referencia a un proceso exhaustivo de investigación y verificación de una empresa antes de concretar una transacción. Su objetivo principal es ofrecer una visión clara y objetiva de la situación real del negocio, más allá de lo que muestran sus balances o su discurso comercial. En Finance Group decimos que este proceso se asemeja al peritaje de un vehículo, antes de comprar se debe verificar si lo que nos ha dicho el vendedor es cierto.
¿Para qué sirve?
El due diligence cumple varias funciones estratégicas:
– Reducir riesgos al identificar contingencias legales, financieras o tributarias.
– Validar el valor real de la empresa frente al precio de compra o inversión.
– Facilitar la negociación, pues con información clara las partes pueden establecer ajustes, condiciones o garantías.
– Proteger la reputación, evitando alianzas con empresas que tengan antecedentes negativos.
¿Cómo funciona el proceso?
El due diligence es un trabajo sistemático que suele desarrollarse en varias etapas:
1. Definición del alcance: se determina qué áreas serán analizadas (financiera, legal, operativa, ambiental, tecnológica, etc.).
2. Recolección de información: la empresa objetivo entrega documentos, contratos, estados financieros y reportes internos.
3. Análisis y validación: los expertos cruzan la información con fuentes externas y realizan pruebas de consistencia.
4. Informe de hallazgos: se elabora un reporte que detalla fortalezas, debilidades, riesgos y recomendaciones.
Profesionales que intervienen
El due diligence requiere un enfoque interdisciplinario. Generalmente participan:
– Abogados, para revisar contratos, licencias, litigios y cumplimiento normativo.
– Contadores y auditores, encargados de validar estados financieros, impuestos y flujos de caja.
– Especialistas en riesgos y compliance, que evalúan prevención de lavado de activos y cumplimiento de estándares internacionales.
– Consultores técnicos o ambientales, cuando el sector lo requiere (construcción, energía, manufactura, etc.).
¿Qué se debe verificar?
Entre los aspectos más comunes a revisar se encuentran:
– Estados financieros y proyecciones.
– Obligaciones tributarias y contingencias fiscales.
– Contratos vigentes con clientes, proveedores y empleados.
– Procesos judiciales o administrativos en curso.
– Cumplimiento en prevención de lavado de activos.
– Licencias, patentes y propiedad intelectual.
– Aspectos laborales, ambientales y reputacionales.
¿Cómo se cuantifican los riesgos?
Cada hallazgo identificado se traduce en un riesgo medible. Por ejemplo, una deuda tributaria puede afectar el valor de la compañía en la negociación; un litigio laboral puede implicar provisiones económicas; o un incumplimiento ambiental puede derivar en sanciones. Los expertos suelen asignar un impacto financiero estimado, que se descuenta o ajusta en el precio de la transacción.
Responsabilidad y subsanación de hallazgos
Cuando se detectan contingencias, la empresa tiene la responsabilidad de informarlas y corregirlas antes de cerrar el negocio. Esto puede hacerse mediante:
– Acuerdos de indemnización.
– Ajustes en el precio de venta.
– Clausulado especial en el contrato que traslade riesgos al vendedor.
– Planes de acción internos para corregir deficiencias detectadas.
¿En qué casos no se hace un due diligence?
Aunque recomendable en la mayoría de los escenarios, hay situaciones en las que no se realiza un due diligence completo:
– Transacciones de bajo valor, donde los costos superan el beneficio.
– Operaciones entre partes vinculadas (ej. filiales del mismo grupo empresarial).
– Cuando existe confianza absoluta respaldada por auditorías previas recientes y certificaciones externas.
El due diligence es, en esencia, una radiografía integral de la empresa objetivo. Permite a los inversionistas y compradores reducir riesgos, tomar decisiones informadas y blindar el valor de la operación. En un entorno donde la información es poder, esta herramienta es el puente entre la intuición y la certeza. Para realizar un buen Due Diligence busque a Finance Group.